Como si las películas de amor, las novelas y Jane Austen no sirvieran como recordatorio de nuestra vida amorosa -o en este caso ausencia de ella-, los comerciantes tuvieron la brillante idea de festejar el tan “esperado” Día de San Valentín.

Una celebración que, siendo completamente objetivos, sólo sirve como excusa para vender tarjetas cursis, flores y ositos de peluche que sólo juntarían mugre en un mostrador.

Y, a no ser que formemos parte del grupo de tórtolos enamorados que encontraron su media naranja, esta es una fiesta a la que NO PODEMOS ASISTIR.

Y aquí es cuando llegamos el meollo de la cuestión. ¿Cómo reaccionar ante esta situación?

En el caso de los hombres solteros, la mayoría no se da por aludido y se entera tres días después de que pasó. Básicamente, la vida sigue igual, no hay depresión, ni baldes de helados, ni replanteamientos trascendentales.

Con nosotras, en cambio, la cosa se complica ya que para muy pocas mujeres el 14 de febrero es un día más.

En ese estado de incertidumbre nos embarcamos una vez más en la difícil, e irritante, misión de SOBREVIVIR 24 hs de demostraciones de cariño públicas, sobredosis de corazones y parejas insoportables sin morir en el intento.

Claro que no todas lo sobrellevan igual. Por ejemplo, están las MASOQUISTAS, aquellas que no sólo se deprimen y tienen atoramiento de carbohidratos sino que aumentan su tortura viendo películas de amor, suspirando por galanes inexisentes como Mr Darcy (Orgullo y Prejucio) o Noah Callum  (Diario de una Pasión) y rezándole a cuanto Dios exista para que alguna vez les toque a ellas.

Otras, en cambio, deciden pasarlo con la MEJOR COMPAÑÍA: OTRA SOLTERA. Una amiga en la misma situación, botella de vino y chongos que hayan dejado buenas anécdotas es la forma más divertida de sobrellevar el día del amor. Claro que muy posiblemente haya lágrimas y una cruel dosis de “Simplemente no te quiere”, pero quién mejor que Gigi para hacernos reír.

Y, cómo olvidar las integrantes del ESCUADRÓN ANTI-SAN VALENTÍN que, como si fuera una verdadera guerra, se lanzan a la batalla al grito de ¡solteras y solteros unidos jamás serán vencidos! Estas mujeres, lejos de apenarse, aprovechan el día de los enamorados para celebrar la soltería, el amor libre y la independencia junto a otros solteros/as, disfrutando simplemente del momento.

En fin, ya sea que vivamos San Valentín llorando, viendo maratón de Netflix, cantando, bailando o patalenado, lo importante, queridas solteras, es no desesperar, como diría cualquier amiga: “MEJOR SOLAS QUE MAL ACOMPAÑADAS” (la experiencia seguro te lo confirma). Así que aprovechemos para disfrutar, probar, conocer, equivocarnos y aprender, porque, después de todo ¡SÓLO SE VIVE UNA VEZ!

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