La razón es que la asociamos con ideas como achaques, enfermedad, dolor, decadencia.

Lo cierto es que, cuando tenemos la posibilidad y la determinación de cuidarnos, aun desde jóvenes y la edad adulta, podemos llegar a tener una vejez extraordinaria.

Comparto cuatro ideas prácticas, como lo hago en mi nuevo libro Calma emocional”, que nos pueden ayudar a tal fin:

1.      Despertar constantemente a nuevos proyectos

Si estás vivo, largo camino te resta en esta tierra.

Para mantenernos siempre jóvenes, necesitamos despertar a sueños que superen todo lo logrado hasta el momento. Cuando uno se despierta en la vida, es capaz de obtener logros mayores. No importa la edad, sino hacia dónde nos dirigimos. El cuerpo se puede deteriorar pero nuestra forma de ser puede ser pulida y mejorada cada día.

Para tener una vejez extraordinaria, hacé aquello que nadie ha hecho en tu familia.

2.     Decidir creer que siempre tendré recursos

El gran temor de la mayoría de las personas, cuando se acercan a la tercera y cuarta edad, es no contar con los recursos necesarios para sostenerse. Incluso cuando tengan hijos que les puedan dar una mano. “El jubilado” en nuestro país siempre ha sido visto como alguien con un ingreso magro, con necesidades insatisfechas, que requiere la asistencia del Estado y/o de sus familiares.

Pero tenemos que empezar desde jóvenes a tener pensamientos positivos al respecto: “¿Qué habrá a los 60, 70, 80 años en mi vida? Recursos y revancha”. Independientemente de la edad, la salud y los contactos, siempre podemos decidir creer que tendremos las oportunidades y los recursos para hacer lo que queremos hacer en el futuro. Es decir, de tener nuestra revancha.

No te concentres en aquello que has perdido, disponete a ir detrás de cosas nuevas y a disfrutarlas plenamente. Algunos mayores tristemente toman la decisión de volcarse a la queja, a la crítica o a la tacañería. Porque no tienen lo suficiente y se dan por vencidos.

Pero siempre podemos elegir perseguir un objetivo grande, aun en esta etapa maravillosa de la vida, y experimentar resultados extraordinarios con recursos y revancha.

3.     Cultivar mi vida interior

Si bien en esta etapa el cuerpo se hace notar, porque uno siente que ya no le responde como antes, nunca deberíamos olvidarnos de que, además de un cuerpo físico, tenemos un espíritu que precisa nuestra atención y nuestro cuidado.

Hoy se sabe que los mayores que cultivaron este aspecto en su juventud, que saben quiénes son en verdad, poseen la capacidad de disfrutar mejor los últimos años de su vida.

Vos y yo fuimos diseñados para vivir en este mundo y disfrutarlo a cada paso pero recordando siempre que somos un espíritu dentro de un cuerpo.

4.     Luchar por lo que es mío con tenacidad

Los triunfadores son aquellos que se atreven a luchar por lo que saben que les corresponde.

Escucho a mucha gente grande quejarse de su entorno, en especial de su familia. Si deseamos disfrutar de nuestros seres queridos hasta el final, tenemos que sembrar cosas buenas en ellos y esforzarnos por llevarnos bien con esa familia que nos puede acompañar y hacer nuestro paso por acá más placentero y feliz.

No te pelees con tus hijos (esto incluye a las nueras y los yernos), ni con tus nietos. Amalos incondicionalmente y dejales los mejores recuerdos.

Créditos

  • Foto Fuente: Pexels.com
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