Todos, ya sea que lo reconozcamos o no, tenemos miedo. La razón es que el miedo es una emoción normal y universal. Como cito en mi reciente libro Calma Emocional, ¡tenemos que permitirnos tener miedo! Y una vez que lo aceptamos, no deberíamos taparlo.

¿En qué se diferencia una persona segura de una insegura? En el hecho de que las dos tienen miedo pero una lo sabe administrar y la otra se deja dominar por este. Incluso los valientes tienen miedo (toda persona emocionalmente sana lo tiene) pero es capaz de manejarlo y de accionar, a pesar de experimentar esta emoción.

Nunca deberíamos permitir que nuestras emociones nos manejen a nosotros, sino procurar administrarlas por medio de la razón. Si yo dejo que mi razón administre el miedo, y cualquier otra emoción, puedo utilizarlo de modo positivo porque le aplico sabiduría y no dejo que me desborde.

¿Cómo podemos aprender a administrar el miedo? Básicamente de tres maneras:

1.       Teniendo mentores

Un mentor es la persona que está adelante en el camino de la vida y me enseña a administrar mis miedos. En cuanto sea posible, busquemos la compañía de gente que nos aporte “ideas de oro”. Por ejemplo, si yo me tengo que operar y la explicación del médico de lo que va a pasar deshace mi temor, iré a la operación con un miedo normal pero sin pánico. Y todo porque un profesional me compartió su conocimiento. Un mentor no es un amigo sino alguien que me puede dar una idea maravillosa para ayudarme a manejar el miedo.

2. Automotivándonos

Cuando soñamos en grande, nos mantenemos motivados. No te conformes con lo que lograste hasta ahora porque, cuando uno cree que ya no hay nada más por alcanzar, se deja influir por el miedo. Pero perseguir un sueño grande, con todo lo que eso implica, es sinónimo de automotivación. No esperes que otros te motiven. Mirá hacia adentro y buscá allí todas las herramientas para hacer que tus proyectos sean una realidad. Pisá terrenos que nunca pisaste y hacé aquellas cosas que nunca hiciste. Así encenderás tu “motor interno” que te impulsará a ir por más y nunca quedarte quieto. Ese es el mejor antídoto contra el miedo.

c. Evitando interpretar las situaciones

Una situación puede tener varios significados. No te apresures a interpretar lo que sucede y a sacar conclusiones antes de tener toda la información al respecto. Muchas veces nosotros mismos nos asustamos pensando “el peor escenario” de una situación. Y cuando nos enteramos de cómo son las cosas en verdad, decimos: “¡¿Pero por qué me hice tanto problema por esto?!”. Nos pasa a todos.

Un joven de 17 años de nombre José soñó que iba a liderar una nación. Cuando les contó el sueño a sus hermanos, por celos, lo tiraron a un pozo para matarlo y después lo terminaron vendiendo como esclavo. Un pozo es un lugar horrible pero es un símbolo de un “cambio de ruta”. Gracias a ese pozo, José fue llevado a Egipto donde después de muchas penurias y miedos alcanzó su sueño. La adversidad que estás atravesando hoy puede parecer un pozo pero tal vez sea la oportunidad que necesitás para llegar a tu destino.

Siempre deberíamos procurar ver más allá de una determinada situación negativa. Perder un trabajo puede parecer trágico pero también la chance de cambiar de rumbo y alcanzar cosas grandes y extraordinarias. El “pozo”, en la forma de falta de trabajo, enfermedad, separación, etc., que nos causa tanto temor puede ser el comienzo de una nueva vida mejor de todo lo que hemos vivido hasta aquí.

Cambiemos temor por esperanza y esperemos lo mejor para este nuevo año que comienza.

Dejanos tus comentarios