La mayoría de la gente tiene falsas creencias con respecto al enojo. Uno de los conceptos que nos han transmitido es que existen dos tipos de ira:

 

1.       encendida y

2.      apagada.

 

No existe un término medio para aquellos que aceptaron este mito, pues solamente cuentan con dos maneras de reaccionar: explotan o reprimen su bronca. En realidad, existen diferentes niveles de ira. Para entenderlo mejor, podríamos comparar al hecho de enojarnos con un semáforo con luces de alerta: amarilla, roja y negra. Cada color indica que la ira va creciendo, siendo la luz la explosión.

 

Hay personas que fácilmente pasan del enojo a la violencia, transformando esta emoción normal en tóxica. Para no incurrir en esto, debemos primeramente entender que todos tenemos permiso para enojarnos: mujeres, varones, niños. Y luego saber que también todos disponemos de recursos que se hallan en nuestro interior para no permitir que la ira nos domine y nos lleve a hacer cosas de las cuales más tarde podemos arrepentirnos.

Veamos algunos de estos recursos… Absolutamente todas las personas fuimos creadas con “dominio propio”. Seguramente habrás oído hablar de este y se trata sencillamente de autoridad sobre nuestras reacciones. ¿Alguna vez te encontraste diciendo: “Me parece que se me fue la mano, no era para tanto”? Todos lamentamos hacer dicho algo o nos enojamos con la persona equivocada.

Dicen que en la vida hay cuatro cosas que nunca vuelven:

 

1. Una piedra que fue arrojada.

2. Una palabra que fue dicha.

3. Una oportunidad que se dejó pasar.

4. El tiempo transcurrido.

 

Mientras el enojo es una reacción humana normal (siempre y cuando sepamos cómo encauzarlo, una vez que cumplió su objetivo); la violencia es una forma de reaccionar anormal y su objetivo es causarle daño a alguien. ¿Por qué una persona puede pasar del enojo a la violencia? Por diversas razones:

 

·         Porque está frustrada

Cuanto mayor es la frustración, más violencia hay. ¿Qué es una frustración? Un obstáculo que aparece en el camino y no nos deja llegar a la meta. Quien ve el obstáculo como un impedimento suele reaccionar con agresión. Hoy en día somos testigos de mucha gente con bajísima tolerancia al “no”, capaz de estallar en furia.

 

·         Porque cree que es algo normal

Hay personas que son expuestas a la violencia desde la infancia. Como resultado, ocurre en ellas lo que se conoce como “desensibilización”. Es así que, acostumbradas a ver violencia, esta se vuelve en algo natural para ellas. Es en realidad la única manera de reaccionar que conocen. Dicho parámetro de “normalidad” las conduce a actuar agresivamente, sin que se den cuenta de ello.

 

·         Porque ha desarrollado una personalidad violenta.

La violencia, por lo general, se desarrolla en personas “tipo A” con estas tres características: competitividad, estrés permanente e intolerancia. Son la clase de gente que explota por cualquier cosa y se va de boca o de manos.

 

Canalizar nuestras energías es de gran importancia para resolver nuestro enojo de manera efectiva sin dañarnos ni dañar a los demás.

 

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